23 oct 2012

Tus lunares, mis historias.



Me invento historias con el pelo alborotado, uniendo tus lunares en mi mente mientras desapareces para contarme mis ensoñaciones. Cierro los ojos, jugamos a que yo te obedezco y a que tú me crees, a que tú me mientes con besos y a que yo olvido, a que me pones nerviosa y a que tú me sonries.



Adivino caricias y me dejo atrapar por el  perverso miedo que implica saber que las manos que controlan mi placer ahora controlan el aire que entra en mis pulmones y tu respiración me susurra deseos al oído, deseos que engañan por ser sinceros.
La violencia baña la piel, mientras tu lengua busca mi nombre pero yo ya no huelo a mi, ahora huelo a ti. Perder el control y perderse en el éxtasis que es dejar que hagas lo que quieras conmigo por que así lo decido, creer que te pertenezco por una efímera eternidad, por un segundo arrebatado a fuerza de rodearte con las piernas y arañar las sábanas al tiempo que tú sabes que lo último que me apetece de ti es tu clemencia. 
Una mentira que se olvida de mentir hasta que mis piernas, que se habían enrredado en ti te echen de más, un verso agresivo que no puede explicar el porque mi perfume se ha envuelto en tu cabello. Así te conviertes en un nostálgico olvido hasta que vuelvas a contarme mis historias o ¿prefieres que esta vez sea yo quien te cuente lo que imagino uniendo tus lunares?