La necesidad de vivir deprisa, de buscar estrategias para morir de una vez destrozan mi corazón,

también brota de él una enredadera gris que viola una a una mis vertebras hasta llegar a mi cabeza
para llenarla de mariposas negras y azules.
Flores que llegan a mi garganta y ahogan mis gritos,
y una enredadera que se cuela entre mis costillas para retorcer mis pulmones,
pero las flores llegan a mis labios y por eso cuando te miro de reojo sonrío,
pero la enredadera perfora mi cuello y por eso cuando te veo te odio.
Y yo solo quiero vivir sin limite de velocidad entre luces artificiales
pero necesito oler la luz del amanecer con los ojos cerrados.
Y yo solo quiero arrancarme las entrañas para entregar mis mentiras,
pero de mi envenenado útero solo manarán flores,
y por eso mis ansias de vivir me matan.